Berlín no es Viena. Quien vaya con la idea de adentrarse en un laberinto repleto de monumentales avenidas flanqueadas por señoriales edificios burgueses, que se vaya olvidando. Berlín tampoco es Alemania. Del mismo modo que se dice que Londres no es Inglaterra. La capital adolece de ese carácter tan germano, sobrio, contenido y conservador. Es una ciudad vibrante, en constante cambio, en la que es casi más fácil comer un dim-sum o un falafel que un tradicional codillo con chucrut.
Berlín no es una ciudad de amor a primera vista, y menos cuando la mitad de la ciudad está en obras. No… Berlín te engatusa, te va atrapando poco a poco, dejándose conocer lentamente y ofreciéndote en pequeñas dosis parte de su encanto. Paradójicamente, la ciudad, sede de ese poder económico que está asfixiando a media Europa, es al mismo tiempo el paradigma de la transgresión artística y la liberación sexual. Un lugar de contrastes que merece la pena conocer en profundidad.
Berlín, marcada por la historia del s.XX
Berlín es una de las ciudades que mejor condensa la esencia del pasado siglo y una de las que más ha sufrido los violentos embates de su historia. Tras verse derrotados en la Primera Guerra Mundial y sufrir las consecuencias de una extremadamente humillante paz, los alemanes se vieron inmersos en una terrible crisis económica y moral que dio paso a un periodo muy turbulento con un futuro realmente incierto.
Ante esta perspectiva, los berlineses, imbuidos de ese humor negro tan suyo, decidieron vivir día a día. Berlín se convirtió en un lugar rebosante de energía, canallesca y creatividad: un sumidero de pintores expresionistas, artistas dadaístas, escritores y arquitectos. Los cabarets afloraban en las inmediaciones de la Kurfürstendamm y el jazz marcaba el ritmo de la urgencia por vivir.
Todo esto acabó con la subida al poder de un austriaco moreno y más bien retaco de nombre Adolf Hitler cuyos delirios expansionistas de crear un Tercer Reich desembocaron en un segundo macroconflicto mundial que ya se sabe cómo acabó: con las tropas soviéticas enarbolando la hoz y el martillo en el derruido edificio del Reichstag mientras el amigo Adolf se volaba la tapa de los sesos en su bunker.
Actualmente, los restos del demolido bunker de Hitler están sepultados bajo varios metros de tierra, en un anodino parking junto al que se erigen unas edificaciones que albergaron simbólicamente a la élite comunista. Uno de los pocos edificios del periodo nazi que sobrevivieron a los intensos bombardeos de los aliados es el del Ministerio del Aire, el Reichsluftfahrtministerium, de la calle Wilhelmstrasse, actual Ministerio de Finanzas.
Sin embargo, fue la Guerra Fría la que dejó una tristemente famosa marca: el Muro de Berlín. El muro, esa cicatriz de hormigón que resquebrajó durante casi cuarenta años la ciudad, separando a familias, matrimonios y amistades, y causando la muerte de unas 200 personas.
La división no sólo afectaría a la ciudad sino a todo el país, que vio cómo esta polarización en dos modelos de vida opuestos (capitalismo y comunismo), no dejaba de ser una intrusión de las principales potencias vencedoras (EE.UU. y la URSS). El muro, y por ende el comunismo, caería la noche del 9 de noviembre de 1989, sin embargo las huellas dejadas por esta división forzosa son palpables hoy en día.
Un tour por Berlín
Si se disponen de pocos días para visitar la ciudad, os recomiendo que hagáis un tour guiado, concretamente el “Tour Gratis”, bueno, o relativamente gratis. La peculiaridad de esta visita guiada es que se paga la voluntad, en función del grado de satisfacción del cliente.
Sin embargo, no sólo sería un síntoma de tremenda ranciedad, sino de poco gusto, ya que el tour lo merece: más de tres horas de recorrido por el Mitte (el centro) de Berlín, con distintas paradas en las que la guía, en nuestro caso una madrileña llamada Laura, contextualiza con interesantes explicaciones los distintos puntos de interés del recorrido. Una manera de tener una visión general de Berlín y abrir boca a los viajeros más inquietos. A continuación, os resumo mis recomendaciones: